lunes, 2 de julio de 2007

Capítulo 46 - Finales

Lo interesante de los finales es que no acaban. Las cosas siguen y siguen sin detenerse a observar el final, el cambio. Un momento de sentimiento apaciguado por la reflexión se ve transformado en un estadio ingente de dramatismo, ya sea éste positivo o negativo, por el vertiginoso paso de las cosas. Todo final viene determinado por su comienzo y desarrollo relacionados. Así, si un comienzo ,y más aun, un desarrollo son completamente jocosos, es necesario que el final sea a la inversa: trágico. Igualmente, si el comienzo y el desarrollo tienen un matiz amargo, se obtendrá por descontado un final feliz. Esto se da así porque nada que llegue a su final puede no cambiar, si no lo hiciera, sería una continuación.
No hablo de narraciones, las narraciones empiezan, se desarrollan y terminan pudiendo narrar un principio, un fin, una continuación, sólo uno o quizá varios. Tampoco hablo de pequeños sucesos, estos serían la misma cosa pero en una edición fraccionaria. Hablo de las cosas grandes, de la vida. La vida que empieza, acaba, continua, se recicla, evoluciona, se contiene, se repite. Complejas acciones tienen lugar en la vida, se ven como finales, principios y desarrollos pero ocultan muchas otras cosas.
Sin embargo, lo realmente interesante de los finales es que se hacen notar, incluso aquéllo que no son finales en ocasiones se hacen pasar por ellos. Es lo divertido de los finales: que ya sean tristes o alegres, siempre se sienten con más intensidad que el resto de momentos, que nos golpean en la cara sin esperarlo, puedes intuirlos pero nunca sabrás ver uno hasta que te explote en las narices, haciendote notar la vida.

Canción acompañándome

1 comentario:

Zitrone dijo...

Como suelo decir: Esto es la vida. Y te va a despeinar.
Yo creo que, al igual que los finales, hay otra cosa que nos golpea en la cara: "el" momento, "la" oportunidad.
Eso se vive intensamente...
Besicos de limón