domingo, 30 de marzo de 2008

Capítulo 79 - Libro Suicida (Roto)

Era ya muy tarde y apenas lucía la vela. En un rincón entre lamentos se encontraba el libro, ajado. Se sentía mal, roto, destruido en su interior. No quería saber nada de nadie.
Justo embotado en ese pensamiento, vio a la tinta acercándose. No era la pluma ni la aguja: era precisamente la tinta, a la que menos quería ver. La odió por aparecer allí en ese momento, viéndole flaquear. Pensó que demasido mal lo pasaba en ese instante: totalmente derrumbado, carente de todo aliento, incapaz de tomar impulso. Estaba roto. Completamente roto. Había perdido aquéllo que más le importaba. Sin sentido y sin razón, y ya no volvería. No podía afrontarlo. La culpa era suya y lo sabía; cualquiera le diría que no, que era imposible: las casualidades no eran culpa de nadie y menos las que resultan tan trágicas. Esas que desde dentro te desgarran, desde el pecho hasta los ojos, tirantes, a punto de estallar, esperando que eso se rompa sin exito alguno. Odiaba a la tinta.

- ¿Qué es lo que quieres?
- No quiero nada. ¿Qué ocurre?
- Nada que te interese. Lárgate, por favor.
- ¿Puedo ayudarte en algo?
- Sí, vete. Ambos sabemos que no te importa una mierda.
- Pero...

El libro no lo soportaba, quería que se largara de allí, estar sólo y romperse, literalmente, para poder dejar de sentir. Quería un puñal, clavado con violencia y resquebrajando su lomo. Sólo eso.
Ojalá pudiera.

- Tinta, tienes dos opciones o largarte o darme una paliza.
- ¿Qué estás diciendo?¿Pero cómo puedes decir tal barbaridad?
- Entonces lárgate.
- Pero... Joder, estás demente. ¿Cómo esperas que yo?
- Es muy sencillo: pégame una paliza o lárgate. Yo creo que lo que quieres es lo primero, salta a la vista, pero no te atreves. Siempre has sido una cobarde. Lárgate.

Mientras la tinta se retiraba, el libro deseó que le hubiera dado esa paliza. Que las páginas hubieran volado por la habitación, sus versos se hubieran perdido y no quedara ya nada de su ser más que las tapas gastadas y vacías, como deseaba que se encontrara su mente.

Y así pasó largo tiempo sufriendo, ansiando esa puñalada que le liberara para poder llorar en paz y entonces poder dejar atrás el pasado, con todas las malas experiencias y recuerdos. Olvidando los olores, colores, sonidos y sabores que le dolían en su interior, desde el pecho hasta los ojos. Romperse para dejar de estar roto.

Por desgracia esta vez no vino el nazi.

viernes, 28 de marzo de 2008

Capítulo 78 - Estrategia

- Bueno, repasemos el plan: El Objetivo se encotrará en Punto P del Lugar L el Día D a la Hora H. Ya conocéis el lugar: dado que tiene una sola entrada, debemos ser cautos. Entraremos todos a la vez. Johan, tú te quedarás oculto, junto a la entrada, para evitar la retirada del Objetivo. Los demás nos dividiremos: Frederic y Marla por la izquierda, Hans y Michael por la derecha, yo iré por el centro y tú, Tania, irás a caballo para dar la vuelta y cogerle por la retaguardia. Ya lo sabéis: silencio absoluto, si no, el plan no funcionará. Recordad, debemos llegar al Punto P al mismo tiempo. Creo que, con esta sencilla maniobra envolvente, no podrá escapar, y, cuando le tengamos, lo cortaremos en trocitos muy pequeños con nuestras espadas, que se teñirán de rojo. ¿Alguna pregunta?
- Pero... ¿Crees que nos dejarán?
-¿Dejarnos?¿Dejarnos qué?
- Ya sabes... Entrar.
- ¡Qué intenten impedírnoslo!
- Jefe, ¿de verdad es necesario?
- ¡Por supuesto!¡Es la única manera!
- Yo creo que en el Carrefour no nos dejan entrar con espadas, y, la verdad, dudo que esta vez se nos vaya a escapar la sandía.
- Claro que no, por mi estrategia.

jueves, 20 de marzo de 2008

Capítulo 77 - Málaga

Del 1 al 8 de Agosto. Sólo una semana. Una semana al año durante tres años. Eso son 21 días. Son 504 horas. Son 30.240 minutos. Son 1.814.400 segundo. 1.814.400 de más de 567.648.000 vividos. Siquiera un 1% y aun así valen más que la mayoría de segundos.

Puestos a hacer balance, esos días son un tesoro: más que un recuerdo o más que una experiencia. Es una definición: de la risa, la juventud, la amistad, el absurdo, la indecencia, la somnolencia fruto del sueño, los gritos, las vacaciones, los chistes, el yop, la sobrinísima, Guillermo Takata, té, helado, concierto, el número 3 (no 1, ni 2, 3), TÚUUUUUUUUUUUU, SÍ TÚUU, ensayos, Lamentos, Tiempo de fornicio, Ping Pong Italiano, la Jaca Trotona, fachadas rosas, Hüssendolfer, cortesía malagueña, Plaza Mayor, taichí y hasta yo.

Nunca podría decir cuál es la diferencia, pero sé que sin todo esto, yo ya no sería yo. Sería otro: quizá mejor, quizá peor, quizá lo mismo, pero no sería yo. Y me gusta como soy.

¡Qué la VALE sea contigo!

Capítulo 76 - Bosque

Con el batir de unas alas y el sonido del agua en su descenso, todo vibra repleto de vida.
La lagartija se tuesta al sol, en su roca; las flores se estiran y cantan a las abejas, como sirenas; las hojas caidas crujen al pasó del tejón, con su tonto pasear; el musgo crece en troncos y rocas, afanoso por volar; algún pez revolotea rio abajo, por el cauce serpenteante; y hasta los árboles gritan, emocianados con el día.
Los trinos en las copas, las briznas en el suelo, la pureza en su materia y hogar en su extensión. Todo hinchado, embadurnado y colorido por la luz. Luz que da la magia de la sombra en su contorno y la vida en su interior.