jueves, 30 de agosto de 2007

Capítulo 56 - Carencia

La carencia de tí no me produce más que apatía. Todo lo demás se evapora, sólo queda el deseo.

martes, 28 de agosto de 2007

Capítulo 55 - El personaje perfecto

El personaje perfecto no tendrá cuerpo material, pues eso limitaría su sexo y su aspecto. Cada cual observará en él (me referiré a El Personaje en masculino por ahorrar palabras) un reflejo del propio aspecto que invite a interrogar aquéllo que lo convierte en perfecto. Su mirada está definida: deberá ser ésta la que obligue a todo ser viviente a reconocer su perfección. En sus ojos además se encontrarán en dosis equilibradas todos los sentimientos de las condiciónes humana y divina, pues nada puede concebir el ser humano que sea perfecto a su mismo nivel. Sus manos demostrarán el gran poder de la experiencia pero temblarán de emoción al realizar una acción como si fuera la primera y la más crucial. Así, con paralelismo con sus manos, no habrá en su persona más presencia de orgullo que el necesario para hacerse valer. No tendrá conocimientos en todas las materias ni destacará en un único campo, tan sólo sabrá aquéllo que requiera saber en cada ocasión. Su confianza en sí mismo y sus aptitudes será plena. Se hará notar siempre pero nunca destacará. Siempre vencerá y siempre perderá pero no hará ninguna de estas cosas pues con él sólo valen los empates. Para él su única meta será el bien o el mal indistintamente pues es necesaria una dualidad entre todo lo neutro para que éste pueda ser perfecto. Cumplirá esta meta y nunca se saldrá del camino hacia ella por muchos rodeos que dé. Por último, sus ojos, su pose, su olor y hasta el último cabello de su ser, mostrarán seguridad: sabrá siempre qué y cómo hacer incluso cuando dude, sabrá por qué está aquí y por qué ha de irse y conocerá el sentido mismo de su existencia y la de todos pues en el conocimiento absoluto, otorgado por la falta de duda, se encuentra la perfección que no es si no el actuar con conocimiento en todo momento.

P.D.: Su voz es la polla.

martes, 21 de agosto de 2007

Capítulo 54 - Risk en 34

En la mesa, un mapa. Sobre el mapa, las tropas. Observando, los estrategas. Los dados los jueces. Arriesga para la gloria. El mundo en mis manos.

"En el arrojo está la victoria." - Roger Stevenson.



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P.S.: Sí, bueno, una chorrada, pero gané.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Capítulo 53 - ¡EL ACOMPAÑANTE!

Acerquense. Pasen y vean lo que jamás quisieron conocer, lo que nunca creyeron posible se hace realidad: EL ACOMPAÑANTE.
Oiganlo, noten su presencia. Nunca antes nadie estuvo tan cerca de la bestia. Es único en su especie. Es EL ACOMPAÑÁNTE.
Dicen que en otro tiempo fue humano. Otros gritan que eso es imposible. Hay quien no entiende por qué Dios creó algo así. EL ACOMPAÑANTE.
No lo verán en ninguna otra parte. Ni en periodicos, ni en el cine, ni en el teatro. Tan sólo aquí. EL ACOMPAÑANTE.
¿Están listos? ¿Podrán sus débiles corazones soportar el horror de contemplarle tan sólo por un instante? ¿Serán capaces de olvidar lo que está por venir? Sin más dilación...

¡EL ACOMPAÑANTE!

martes, 14 de agosto de 2007

Capítulo 52 - Retórica consensuada

La retórica, procedente de la Antigua Grecia, el arte de hablar al público y dirigirlo, sutilmente y con la lengua fuera, hasta la raja de tu culo.

Cuando se trata de libertad de expresión, todos, políticamente correctos, proclamamos a gritos la subjetividad de un punto de vista y su misma validez, pero llega un momento en que esta subjetividad deja de ser libertad: el momento en el que un punto de vista se impone, de forma ruin y censurable, a la inconsciente opinión de los ajenos; el momento en el que por medio de la palabra, el tacto, los eufemismos y los contextos el violador se torna héroe del pueblo; el momento en el que los hechos objetivos y su realidad, se suprimen y quedan tras los supuestos; el momento en el que se aplica el sofismo y la persuasión, y, por tretas, se guía a alguien hacia una trampa en la que sus convicciones, poco exploradas e improvisadas, serán retorcidas y malinterpretadas para obtener una contradicción que la anule y le obligue a tomar por buena la vista de su verdugo; el momento de la retórica.

La demagogia taimada y poderosa me repugna. En mi opinión, sólo aquél que realmente tenga la capacidad de emplearla logrará tener una visión sobre ella. Unos la amarán, otros la odiarán, el resto la ignorará. Quisiera decir que la odio, pero implicaría decir que la conozco. Si dijera que la conozco, significaría atribuirme conocimiento y, el hacer esto, sería una muestra de orgullo. El orgullo es peligroso, pues, si te vuelves orgulloso, corres el riesgo de imponer tu opinión como regla, por medio de la retórica (pues nunca dejaremos de ser políticamente correctos). Mi error es que, ya con todo esto, soy victima de mis palabras, pues no dejo lugar a libre opinión, sino a lo que opino que la compone. Por eso odio la retórica: lo infecta todo en este mundo, no existe más forma de escapar que el completo aislamiento y ni eso escapa de ello pues acaba siendo el resultado de una retórica en su máximo exponente.

Y aunque me duela, lo peor de la apestosa y aborrecible retórica es que existe porque no podemos encontrar la objetividad; y es inevitable porque sin subjetividad nuestro mundo no tendría volumen.