jueves, 7 de agosto de 2008

Capítulo 82 - Experiencia

No hacía nada en particular. Unicamente se dedicaba a estar. Entonces, sonó un leve chasquido y la puerta se abrió. ¿La puerta se abrió? No podía ser. Corrió cuanto pudo desde donde se encontraba hasta la entrada y a medio camino se lo encontró de bruces: en efecto, era él. Al fin de vuelta.
Estaba sucio, desaliñado y olía mal. Había adelgazado, mucho. Se le veía como a un espantapájaros con ropa vieja. Tenía una barba más que incipiente que se confundía con su pelo encrespado, ocultando para el espectador menos atento su clásica mueca de circustancia. Su piel se había tostado, más bien se había quemado para dar paso, tiempo después, a un moreno intenso. En el suelo, apenas unos pasos a su espalda estaba tendida su enorme mochila. Mantenía su pose, esa que le hacía inconfundible. Era muy probable que fuera él:

- ¡Has vuelto!
- Así es.
- ¿Por qué no llamaste? ¿Cuánto hace que te fuiste? ¿Un año?
- Más o menos un año, sí. Pensaba llamar, pero luego pensé que no.
- ¿Y qué tal ha ido?
- No lo sé...
- Cuéntame qué es lo que has hecho, lo que has aprendido. Quiero saberlo todo.
- Eso mismo quería yo. Lo hice todo. Fui a todas partes y a ninguna. He vivido experiencias que nunca pensé que viviría y he visto cosas que no pensaba que pudieran existir. He tenido toda clase de vivencias nuevas. Cosas que quería hacer y cosas que no, pero cosas que necesitaba. He tenido momentos de autentica miseria y momentos de felicidad plena. Pero ahora que he vuelto, tras todo esto, me veo siendo el mismo gilipollas. No he avanzado nada, sigo igual de ciego. Soy el mismo que se fue: igual de cansado.
- Yo creo que has cambiado.
- Sabes que nunca me ha importado lo que pienses.
- Lo sé, pero has cambiado.
- Supongo que tendrás razón. Al fin y al cabo, tú eres mi presente.

No hay comentarios: